jueves, 21 de agosto de 2014

Texto del blog luces que no brillan y su aclaración hecha por alimento para cristianos pensadores

¿Morirán todos los testigos de Jehová?


    En cierta ocasión me relataba un testigo de Jehová lo siguiente: "A los pocos años de bautizarme en esta ‘organización’ un anciano prominente, hablando de que había testigos de Jehová que no iban a morir jamás cuando llegase el Armagedón, nos relataba al grupito con el que pasaba un rato de asueto que él no pensaba morirse jamás. Le contesté que eso era muy presuntuoso por su parte. Y, como si le hubiera picado un bicho venenoso, montó en cólera y me recriminó ante todos que yo era un apóstata indecente que ponía en duda la enseñanza del esclavo. La cosa llegó al punto de formarme un comité judicial que decidió mi expulsión y así me lo comunicaron. Apelé y, como en esa precisa semana se tenía la visita del superintendente, éste me convocó de nuevo con el comité y decidió que el asunto no era motivo de expulsión, sino de previa corrección. Aduje que no creía en eso de no morirse jamás, pero que sí aceptaba y respetaba la opinión del esclavo. La expulsión fue anulada y el anciano imputado presentó carta de renuncia al puesto, después de estar décadas en el mismo".

    La doctrina de que habrá quienes pasen vivos el Armagedón y nunca mueran está nuevamente de actualidad, con más fuerza incluso que antes, ya que su no aceptación y no creencia sí es motivo de expulsión automática por apostasía, pues ya no se trata de un asunto que se deje a la reflexión de cada cual, como antes venía más o menos considerándose. El Cuerpo Gobernante es como los fariseos que todo lo regulaban. Lo que no viene en la Biblia, el Cuerpo se lo inventa, con tal de tener sujeto a todo el rebaño.

    El antiguo folleto de Rutherford “Millones que ahora viven no morirán jamás” está resucitando y el esclavo suelta acá y allá que Rutherford tenía plena razón en lo que afirmaba y de ahí que se deduzca que  millones que están vivos en este momento no morirán jamás. Según el esclavo piensa, Rutherford se adelantó al tiempo de los acontecimientos llevado por su entusiasmo. Pero ahora es el tiempo en que realmente todo lo profetizado suceda, ya que el fin del sistema está a las puertas y de un día para otro serán soltados los vientos de la destrucción. Muchos de los que estén dentro de las filas de los testigos de Jehová pasarán con vida al nuevo orden y, como en este nuevo orden será abolida la muerte adámica, eso significa que los que pasen vivos a través del Armagedón nunca morirán si son fieles durante el milenio.

    Posiblemente la razón más evidente por la que muchos testigos de Jehová se mantengan firmes dentro de la organización es porque creen tener la seguridad de que jamás morirán si siguen fieles a los que dirigen esa organización, ya que suponen que al serles fieles a ellos, lo son también a Jehová y a su Cristo. Hemos conocido años atrás a muchos hermanos, sobre todo hermanas, que exteriorizaban esa idea en sus conversaciones. Pensaban que nunca envejecerían y morirían porque el nuevo orden estaba al caer. Han paso las décadas y esos hermanos y hermanas se ven envejecidos, y hasta desilusionados, sobre todo al constatar que muchos de sus compañeros y compañeras de creencia que esperaban no morir, han muerto. Innumerables son los desilusionados por el mal entendimiento y aplicación de los textos bíblicos que hacen los dirigentes jehovistas. La mayoría no abandona las filas por las inhumanas represalias que se les presentarían.

    Uno de los textos que antes la Watchtower citaba como prueba, y ahora el Cuerpo Gobernante lo cita, es el de Juan 11:26, que dice: “Todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás”. Esto es interpretado en el sentido de que, quien pasa vivo el Armagedón y continúa en la fe, no morirá. Sin embargo, no se tiene en cuenta el versículo precedente, el 25, donde leemos: “El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”. Aquí Jesucristo habla de la resurrección. Pues bien, a estos resucitados es a los que realmente aplica el versículo 26 que dice que el que vive y ejerce fe no morirá. Nada dice Jesucristo de un Armagedón y de que habría humanos que jamás morirían; al contrario, dice que los que mueren, que es la entera humanidad, pueden resucitar.

    El Cuerpo Gobernante admite, de acuerdo con Ezequiel 18:4, que todo el que peca, muere. Y también está de acuerdo con la frase bíblica “no hay hombre que no peque”. Y como todos pecamos, todos morimos. Sin falta hemos de morir la muerte heredada de Adán. Pablo escribe que “el salario que el pecado paga es muerte”. Y como todos pecamos, todos sin excepción recibimos ese salario de muerte. Ya en el Paraíso le dijo Dios a Adán que, si comía del fruto, positivamente moriría. Pero el diablo le dijo lo contrario, que no moriría, tal como también aseguran los miembros dirigentes de la 'organización', que dicen que muchos no morirán. Ese morir lo transmitió Adán a todo el género humano y nadie se libra de él. Otra cosa es que Jesucristo, mediante su sacrificio de redención, provea vida eterna a través de la resurrección.

    Así, pues, si ha de haber una terrible batalla de Armagedón, sería bondad de Dios que sus presuntos fieles en la tierra murieran, bien antes o durante la misma, pagando así su parte de pecaminosa herencia adámica, ya que el salario que el pecado paga es la muerte. Estos últimos serían resucitados junto con otros de siglos atrás; y entonces sí, entonces podría aplicar lo de no morir jamás. Todo ello, en el supuesto de que se estén entendiendo correctamente los textos bíblicos y no estemos levantando castillos en el aire, como hace la jerarquía jehovista.

    El Cuerpo Gobernante asegura que los que pasan vivos a través del Armagedón son los que componen la “gran muchedumbre”. La Biblia, el Apocalipsis, nada dice de pasar vivos a través del Armagedón. Dice que los que componen esa gran muchedumbre ‘salen de la gran tribulación’ (Apocalipsis 7:14). Pero el Cuerpo Gobernante afirma que la gran tribulación precede al Armagedón, es decir, que la gran tribulación y el Armagedón son para el Cuerpo dos cosas diferentes. La Biblia, pues, menciona que la gran muchedumbre sale de la gran tribulación, no del Armagedón. Y lo curioso es que esta gran muchedumbre que sale de la gran tribulación está en el cielo, no en la tierra, en el mismísimo templo y ante el trono de Dios. Eso puede interpretarse como que los de la gran muchedumbre son resucitados convertidos en seres espíritu.

    De los llamados 144.000 también dice la Biblia, al igual que de los que componen la gran muchedumbre que sale de la gran tribulación, que están en el templo y ante el trono de Dios, en el cielo. Isaías escribe que los cielos son el trono de Jehová. Y en el libro de los Salmos apreciamos que el trono de Jehová está en el cielo. Pero el Cuerpo Gobernante, a pesar de que la Biblia es clara al manifestar que tanto los 144.000 como la gran muchedumbre están delante del trono de Dios en cielo, filosofa y teologa largo y tendido sobre el asunto, aduciendo que en el caso de la gran muchedumbre ese estar delante del trono de Dios se refiere a la Tierra, específicamente a un supuesto “patio” sagrado representado por el Templo de Salomón, idea que ni está en la Biblia.

    La realidad es que los 144.000 y la gran muchedumbre son los mismos, son el mismo grupo con distintos nombres. Fue error de Rutherford establecer que la gran muchedumbre apareció en 1935, para distinguirla de los ungidos o 144.000, cuando el Apocalipsis dice que esa gran muchedumbre “sale de la gran tribulación”. Hasta ese momento no se le conoce como gran muchedumbre. Antes de entrar en la gran tribulación recibe el nombre de “los 144.000”, y después de estar en el cielo delante del trono recibe indistintamente uno y otro nombre.

    En conclusión, para no desviarnos del tema, todos, absolutamente todos, hemos de morir porque eso es el salario que el pecado paga. Y como toda persona peca, por eso mismo muere. Nadie se libra de la muerte adámica. Otra cuestión es que se resucite. Así que sobra toda organización que asegure que muchos de los que ahora viven no morirán jamás. Es un cebo que se pone ante el incauto que llega a aceptar la utopía de que jamás morirá. Jesucristo dijo que la verdad nos libertaría; pero muchos son esclavos de una organización que obnubila sus mentes en todo sentido. Si son esclavos, es que no han sido libertados y por tanto no conocen la verdad. Y quien no quiere aceptar la realidad de que ha de morir y fantasea con vivir para siempre sin necesidad de morir, se engaña a sí mismo y a aquéllos a quienes predica tal utopía.


 
Publicado por Jose Yosadit Von Goethe en 10:32
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Querido amigo; para Dios, el que una persona esté en el cielo o en la tierra es lo mismo, podemos estar delante de su trono en cualquier momento o lugar, porque todos los lugares que existen forman parte de los dominios de Dios, por ejemplo: cuando usted ora, generalmente lo hace mirando al cielo, sin embargo, si ora de noche, su rostro no mira en la misma dirección como cuando era en el día. En resumen, nadie sabe en que dirección está la morada de Dios. También la Biblia dice que los que han recibido el espíritu santo han sido transferido al monte Sión celestial, estas palabras fueron dirigidas a personas que vivían aquí en la tierra. Además considere que a Jesús se le ve con sus144000 sobre el monte Sion en el momento de su llegada. Eso puede significar una posición delante Dios, o simplemente que Jesús y sus 144000 se posarán sobre Jerusalén en su llegada. 

1 comentario:

  1. Buen tema para reflexionar. .. El mismo Pablo dijo "no todos nos dormiremos en la muerte" sino que seremos cambiados en un abrir y cerrar de ojos". Para quien tiene la esperanza de ir a los cielos, abandonar el cuerpo físico le es necesario, no así para el que tiene esperanza de vivir en un nuevo orden terrestre. No se ocupa necesariamente morir. Se puede pasar a traves de la gran tribulación y del armagedon con vida.

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